domingo, 4 de noviembre de 2007

tema libre

El cómic es un invento muy reciente; apenas tiene un siglo de vida. Sin embargo, las historias narradas a través de imágenes y texto, que es en lo que se basa el cómic, son bastante antiguas: los egipcios, por ejemplo, pintaban enormes murales en forma de tira donde aparecían imágenes acompañadas de jeroglíficos, que era su sistema de escritura.
Fue a finales del siglo XIX cuando el cómic nació tal y como lo conocemos hoy día.


¿CÓMO SE HACE UN CÓMIC?

La creación de un cómic es labor de dos personas: por un lado, el dibujante, que se encarga de dar forma a las figuras y los escenarios, y por otro lado, el guionista, que es el que escribe la historia.
Las primeras tiras cómicas aparecieron en los periódicos. Rápidamente, los dibujantes de estas historietas crearon las primeras viñetas. Al principio, todas eran del mismo tamaño y la narración aparecía debajo de estas; más adelante comenzaría a incluirse el texto dentro de los bocadillos o globos, que es donde lo vemos en la actualidad.
Una característica curiosa de los cómics es que utilizan un lenguaje muy especial, que incluye símbolos, como, por ejemplo, la sierra cortando un tronco para expresar que el personaje está durmiendo, y onomatopeyas, es decir, palabras que imitan o recrean un sonido, como ding-dong para indicar que suena un timbre.


HISTORIA DEL CÓMIC

En 1895, apareció, en Estados Unidos, el primer cómic: The yellow kid (El niño amarillo), creado por el dibujante Foucault para el periódico New York World. Más o menos en la misma época, se conocieron, en Alemania, las historietas de dos niños llamados Max y Moritz, creadas por W. Busch.
Poco a poco, los cómics fueron cambiando sus temas y también sus personajes: comenzaron a aparecer los superhéroes, las historias de ciencia ficción y las policiacas o exóticas, como el famoso Dick Tracy, de Chester Gould, en 1931; Flash Gordon, de Alex Raymond, en 1934, o Tarzán, de Alan Harold Foster, en 1939. En ese mismo año, Bob Kane y Bill Finger publicaron Las aventuras de Batman y Robin.
Debido al gran éxito que obtuvieron estas historietas, aparecieron los tebeos, o comic books; es decir, se empezaron a publicar en libros, de manera independiente a los periódicos. En México, tuvo un enorme éxito una revista de historietas llamada Pepín, que se publicó en 1936. En Estados Unidos apareció Superman, en 1938, dibujada por J. Shuster.
Mientras, en Europa, aparecía Tintín en 1930, creado por el belga Hergé. En España se publicaba el semanario TBO, la serie de El Guerrero del antifaz, de Manuel Gago, y la revista Pulgarcito, en la que trabajó Ricardo García López.
A partir de la década de 1950, casi todo se publicó como tebeo. En 1959, aparecieron los galos más famosos de la historia: Astérix y Obélix, con dibujos de Uderzo y narración de Goscinny, que obtuvieron un gran éxito, no solo en Francia, sino en todo el mundo. También el italiano Hugo Pratt creó, en 1967, el personaje Corto Maltesse, recreando el mundo y las aventuras de la década de 1930.
Pero también seguían apareciendo cómics en los periódicos, a modo de tiras cómicas. Aunque, generalmente, estaban protagonizadas por niños, solían estar dirigidas a un público adulto, con un sentido bastante crítico. Uno de los más famosos son la serie de Charlie Brown, creada, en 1950, por Charles M. Schulz, y sus personajes Peanuts y Snoopy. También destaca Mafalda, del argentino Quino, que, desde 1964, critica el mundo de los adultos.